Existo luego pienso
Me gusta creer que estamos destinados a encontrarnos con ciertos libros, así como con ciertas personas. Del que les hablaré hoy, por ejemplo, apareció ante mí entre muchas opciones como Narraciones extraordinarias, En busca del tiempo perdido y La muerte de Jesús; y aunque aquellos libros son espectaculares, me decliné por La mujer que buceó dentro del corazón del mundo, por la sencilla razón de que en el título se habla sobre una mujer que bucea y en estos momentos de cuarentena busco cualquier excusa para recordar la sensación que me produce estar dentro del agua.
Y sí, juzgué el libro por su portada. No había escuchado el nombre jamás y el de Sabina Berman, la autora, mucho menos, así que estaba temerosa de encontrar una historia de fantasía llena de lugares comunes que no dicen nada, pero me sorprendí y me alegré al ver que todo gira alrededor de una mujer autista que lucha por hacernos entender su percepción del mundo.
Así que, si alguna vez te encuentras con un libro del que nunca has oído, no lo rechaces, dale una oportunidad y cuéntame cómo te fue con la experiencia.
Primeros aletazos
Si bien Sabina Berman no es famosa en Colombia, en México, su país de origen, sí lo es. De hecho, ha ganado innumerables premios por sus obras de teatro y se le ha calificado como una de las dramaturgas “más prolífica, original y atrevida de su generación en el idioma español”.
Me da vergüenza admitir que no la conocía. Pero ahora que sí, estoy ansiosa por leer más sobre ella.
Malecón de Mazatlán, México
En La mujer que buceó dentro del corazón del mundo encontré algo que no había visto en otros libros, una forma de contar que me hizo preguntarme si Karen Nieto, la protagonista quien es autista y pescadora de atunes, era la verdadera autora; pues el libro está narrado en primera persona y, además, es tan cuidadoso con el lenguaje y los hechos que cuesta trabajo creer que Sabina Berman, una mujer ‘normal’ entendiera lo que es ser una persona que nunca fantasea, nunca miente, cree en lo que existe y en lo que no, no.
En ninguna palabra del libro hay surrealismos y cada una de ellas expresa lo que quiere expresar lo mejor posible, (teniendo en cuenta que nuestro lenguaje es muy impreciso). Si Karen quiere ir a cagar, llamar autistas a los japoneses o anciana a su tía lo hace y lo escribe sin usar adornos, porque la realidad no tiene decoraciones, es tal y como se le ve. O al menos eso es lo que nos quiere enseñar la autora a través de este personaje tan bien logrado.
En las profundidades
En una entrevista en Berlín, Sabina Berman dijo sobre el libro: "¿Cómo nos vemos?, como animales encerrados en una burbuja de palabras, continuamente pensando en lugar de estar en la realidad, continuamente descifrando la realidad como si fuera un misterio, siendo que la realidad es".
¡La realidad es!, es cierto, pero nos cuesta verla porque estamos ocupados pensando. Y eso me lleva a cuestionarme sobre si alguna vez he visto un árbol, escuchado el viento, o sentido la calidez de un día soleado sin interrumpir ese momento con mis pensamientos.
Lamento mucho decir que no.
Pero Karen Nieto, una mujer que por su autismo no tiene la capacidad de abstraerse con cada cosa que sucede a su alrededor, ella sí que puede. Provoca un poco de envidia, lo confieso, pero sobre todo respeto. El ser autista le dio el poder de entender mejor que nadie lo que les sucede a los atunes de aleta azul y a todo ser vivo; a excepción de los ‘humanos standard’, como ella los llama.
Humanos: infinitas cajas de incertidumbres.
Al respecto, no hay mejor frase, según mi opinión, que demuestre la posición de Karen frente a los demás humanos que la siguiente:
“Descartes escribe «Pienso, luego existo». Eso es, definitiva y evidentemente, estúpido. Cualquiera con 2 ojos en la cara sabe que cualquier cosa primero existe y luego hace otras cosas, como aletear o respirar o difundir su polen o pensar. El ser humano como cualquier cosa que existe, primero existe, y luego por instantes piensa. Prueba de ello es que Yo he visto muchos seres humanos existir cuando estaban dormidos y he oído de otros que existían cuando estaban ya muertos”.
Por supuesto que la prueba de que existimos no es que pensamos, si así fuera estaríamos solos, la cuestión es que este principio nos ha llevado a elevarnos por encima de los demás seres vivos y Karen, como buena seguidora de Darwin, opina todo lo contrario, que el pedestal donde estamos se debe compartir con los atunes, las hormigas, los petirrojos, etc.
De vuelta a la superficie
En fin, que La mujer que buceó dentro del corazón del mundo no solo tiene algunas divertidas anécdotas de una chica que no entiende por qué un borrego hundido en formol expuesto en una vitrina es arte de vanguardia (la verdad yo tampoco lo entiendo), sino sobre esa mujer diferente que no teme ser quien es, ni cuestionar el establishment.
Este libro mezcla tantas cuestiones filosóficas que no me sorprende que haya ganado el premio LiBeratur en la Feria de Frankfurt. Y es por eso que hoy te lo recomiendo. Si quieres salir de la literatura convencional, conocer a una nueva autora y quedarte pensando un largo rato al terminar de leer, como me sucedió a mí, entonces este libro es para ti. ¡Ánimo! ¡A leer!