Si existen las dictaduras, la manipulación de medios, la eugenesia, las torturas, etc., entonces, ¿nos estamos convirtiendo en lo que George Orwell narró en 1984?
Aunque maduramos y aprendimos que los príncipes azules no existen, aún soñamos con casarnos con Hardin, o en su defecto con el señor Darcy.
Recién despertamos, antes de saber dónde estamos y quiénes somos, podemos viajar al pasado, así lo propone Marcel Proust en En busca del tiempo perdido.
Murakami escribió sobre un personaje, que un día, por no usar paraguas, conoció a su esposa y su vida fue diferente. Esa era su única posibilidad y llegó a ella por una serie de circunstancias casuales.